Los valores son cualidades que nos permiten acondicionar el mundo para hacerlo habitable. Los valores (como la libertad, la solidaridad, la belleza) valen realmente porque nos permiten “acondicionar” el mundo para que podamos vivir en él plenamente como personas.
Desde otra perspectiva (Zeledón y Buxarrais,2004, p. 68) se indica que el ser humano, debido a su inteligencia, es capaz de valorar las cosas y guiarse por lo que tienen de ideal.
De esta manera, desarrolla unas actitudes o modos de ser ante los valores. Su conducta se define por el conjunto de actitudes que se convierten en hábitos y que constituyen la virtud. Por tanto, los valores se constituyen en una guía, una brújula, para nuestros comportamientos”. (Berríos Valenzuela, Ll., Buxarrais Estrada, M. R. (2013). Educación en valores: análisis sobre las expectativas y los valores de los adolescentes. Educ. Educ. Vol. 16, No. 2, 244-264.)
Por qué educar en valores? Estos mismos autores en el mismo artículo ya citado (p. 249) dan la siguiente respuesta que acogemos:
“Entonces, si nos hacemos la siguiente pregunta: ¿por qué y para qué educar en valores?, podemos obtener este tipo de respuesta: porque la educación tiene un componente axiológico no solamente irrenunciable, sino que constituye la esencia misma de la educación, de tal manera que educar supone relacionarse con los valores; supone plantearse unas finalidades o metas de esta naturaleza —aunque no solo— por conseguir mediante el proceso educativo, porque la educación se refiere al contexto humano, y relacionarse con personas implica partir de un ideal de las mismas y de las relaciones interpersonales y sociales (Cid, Dapía, Heras y Payá/1997, p. 16).”
Valores Importantes:
1. Respeto.-
El respeto es uno de los valores morales más importantes del ser humano, pues es fundamental para lograr una armoniosa interacción social. Una de las premisas más importantes sobre el respeto es que para ser respetado es necesario saber o aprender a respetar, a comprender al otro, a valorar sus intereses y necesidades. En este sentido, el respeto debe ser mutuo, y nacer de un sentimiento de reciprocidad.
El respeto es un sentimiento positivo que se refiere a la acción de respetar; es equivalente a tener veneración, aprecio y reconocimiento por una persona o cosa. Como tal, la palabra proviene del latín respectus, que traduce ‘atención’, ‘consideración’, y originalmente significaba ‘mirar de nuevo’, de allí que algo que merezca una segunda mirada sea algo digno de respeto.
2. Amor.-
El amor es una necesidad humana. Sin él, el matrimonio, la familia o la amistad no subsistirían. Por tanto, es lógico que el amor sea esencial para nuestra salud mental y nuestra felicidad. Pero ¿de qué amor estamos hablando?
No hablamos del amor romántico, que, por supuesto, también es importante, sino de un amor superior que hace que mostremos interés sincero por el bienestar de los demás hasta el punto de sacrificarnos por ellos. Es un amor que se rige por principios bíblicos, pero eso no significa que carezca de afecto y ternura.
Fíjese en esta hermosa descripción del amor: “El amor es sufrido y bondadoso. El amor no es celoso, no se vanagloria, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado. No lleva cuenta del daño. No se regocija por la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Todas las cosas las soporta, [...] todas las espera, todas las aguanta. El amor nunca falla” (1 Corintios 13:4-8).
3. Libertad.-
La libertad es un derecho sagrado e imprescriptible que todos los seres humanos poseen. La libertad es la facultad de obrar según su voluntad, respetando la ley y el derecho ajeno.
Existen dos tipos de libertades:
Las libertades individuales: Las libertades individuales fundamentales son la libertad de opinión, de expresión, de circulación, de pensamiento, de consciencia, de religión y el derecho a la vida privada.
Las libertades colectivas: Las libertades colectivas son aquellas que corresponden a un grupo de personas. Se trata particularmente de la libertad de asociación, de reunión pacífica, la libertad sindical y el derecho a la manifestación.
4. Justicia.-
La justicia depende de los valores de una sociedad y de las creencias individuales de cada persona. El concepto tiene su origen en el término latino iustitĭa y permite denominar a la virtud cardinal que supone la inclinación a otorgar a cada uno aquello que le pertenece o lo concierne. Puede entenderse a la justicia como lo que debe hacerse de acuerdo a lo razonable, lo equitativo o lo indicado por el derecho.
En general, es posible afirmar que la justicia cuenta con un sustento cultural (de acuerdo al consenso compartido a nivel social sobre qué es lo bueno y qué es lo malo) y una fundamentación formal (que implica una determinada codificación en leyes escritas que son aplicadas por tribunales o jueces).
5. Tolerancia.-
La tolerancia es el valor que concede dignidad, libertad y diversidad en una sociedad, asumiendo que todos somos diferentes. La tolerancia significa que abrazamos opiniones, estilos de vida y creencias diferentes a las nuestras para relacionarnos como seres humanos.
6. Equidad.-
La equidad es aquella cualidad que en quien la dispone lo moverá a dar a cada cual lo que se merece y corresponde. Cualidad de dar a cada cual lo que le corresponde. Sinónimo de justicia
Mayormente, se trata de un término que se emplea en relación a la justicia, ya que implicará la imparcialidad a la hora de llevar a cabo un trato o un reparto. Inclusive muchas veces ambos conceptos, equidad y justicia se suelen utilizar como sinónimos.
A la equidad se la considera como la representación del equilibrio entre la justicia natural y la ley positiva.
Al tratarse de una disposición en el ánimo de los individuos, quien la posea tenderá a juzgar con imparcialidad en aquellos asuntos que le soliciten intervenir y a otorgar a cada individuo lo que le corresponda en el momento en el que lo solicite.
7. Paz.-
La Paz se refiere a todos aquellos valores, ideas, actitudes y comportamientos que contribuyen a construir la PAZ. Una Paz que significa no sólo la erradicación de la violencia directa, como las agresiones físicas y psicológicas o los conflictos armados, sino también de la violencia estructural, expresada en las desigualdades sociales e injusticias y de la violencia cultural que está detrás de todas las violencias pretendiendo justificar la discriminación ó el odio.
En noviembre de 1999, la Asamblea de las Naciones Unidas aprobó la “Declaración y Programa de Acción por una Cultura de Paz de las Naciones Unidas” que nos dice:
“Una cultura de paz es un conjunto de valores, ideas, actitudes y comportamientos que reflejan el respeto a la vida, a la dignidad del ser humano y a la naturaleza, y que ponen en primer plano los derechos humanos, la igualdad entre hombres y mujeres, el rechazo a la violencia en todas sus formas y la adhesión a la democracia y a los principios de libertad, justicia, respeto, solidaridad y tolerancia”.
Una Cultura de Paz fortalece la cohesión social, la erradicación de la violencia y la formación del capital social que sustentan la Democracia, la Seguridad y el Desarrollo que nos permiten avanzar hacia la Paz.
8. Honestidad.-
La honestidad es un valor humano, una actitud que siembra confianza en uno mismo y en aquellos que están en contacto con la persona honesta. Hace que la persona actúe siempre con base en la verdad y en la auténtica justicia, dando a cada quien lo que le corresponde, incluida ella misma. También es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad y la auténtica vida comunitaria. La honestidad respeta la vida, se caracteriza por la confianza, la sinceridad y la apertura, y expresa la disposición de vivir a la luz de la verdad.
Nos ayuda alcanzar el verdadero sentido de la vida humana, porque con ella inspiramos y ganamos la confianza de los demás. La honestidad es la conciencia clara de lo que está bien y consiste en actuar apropiadamente según nuestro propio papel, sin contradicciones ni discrepancias entre los pensamientos y las acciones.
9. Responsabilidad.-
La responsabilidad es una virtud que puede observarse en uno mismo o en el prójimo. Se dice que una persona es responsable cuando, consciente de sus actos, sabe que éstos son la causa directa o indirecta de un hecho, por el cual es plausible de ser imputable, y hasta deberá responder por esos actos, llegado el caso.
Es con las primeras constituciones escritas en el mundo (occidental, deberíamos aclarar) que aparecen los conceptos de libertad, derecho y responsabilidad. Diríamos que son impensables unas sin la presencia de las otras, en tal sentido que sin las tres en plena vigencia sería imposible pensar en un sistema de gobierno como el de la democracia. La Declaración de Deberes y Derechos promulgada en 1789 durante la Revolución Francesa, y la Constitución de Estados Unidos de 1787 son las principales constituciones, o los antecedentes más relevantes en cuanto la concepción actual de estas tres nociones.
Pero este no es el único significado que le podemos dar a este término, ya que también comprende otros sentidos, como ser el de cargo, compromiso o la obligación para con algo, por ejemplo, una maestra tiene la responsabilidad de llevar a buen puerto la educación de los alumnos que tiene a su cargo. También se lo aplica como un sinónimo de causa y puede usarse para explicar, por ejemplo, cuál fue la causa de un determinado accidente: la ausencia del cinturón de seguridad en el conductor y su acompañante fue la responsable que ambos saliesen despedidos del vehículo. También se lo puede encontrar aplicado a definir la imputabilidad de una deuda u obligación, que sería el caso de un instrumento o herramienta de nuestra propiedad y que le causó un daño a otra persona, entonces, nosotros, por ser dueños de éste, seremos los absolutos responsables del daño que haya producido.
10. Lealtad.-
Como lealtad entendemos entonces el carácter de una persona que expresa un sentimiento de respeto y fidelidad hacia otro ser humano, hacia un compromiso; una persona que posee un sentido de comunidad, que profesa principios morales.
Es sinónimo de “nobleza, rectitud, honradez, honestidad”, entre otros valores morales y éticos que permiten desarrollar fuertes relaciones sociales o de amistad en donde se crean vínculos de confianza muy sólidos.
Asimismo, el término leal define a lo “que guarda a alguien o algo la debida fidelidad”. Este adjetivo identifica a un individuo fiel de acuerdo con sus acciones o comportamiento. Por ello, una persona leal es aquella que se caracteriza por ser dedicada, inclusive cuando las circunstancias le son adversas.
La lealtad como valor es una virtud que se desenvuelve en nuestra conciencia, en el compromiso de defender y de ser fieles a lo que creemos y en quien creemos. Consiste en la obediencia de las normas de fidelidad, honor, gratitud y respeto.
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